Texto y viñeta publicada en www.portaldeandalucia.org
También en Andalucía, la tierra fue convertida en mercancía hace mucho.
La privatización de lo divino, de lo que no fue hecho por el ser humano, dio lugar a vidas divinas, pocas, y vidas miseria, muchas.
La naturaleza pasó a ser propiedad de pocas personas que privaron a las muchas de una buena vida.
“Si es que el agua tiene dueño,
quién manda sobre la luz,
quién manda sobre este suelo,
quién gana con nuestro cielo.
quién gana con nuestro sol.”1
Todo era común, pocos se apropiaron de lo común, muchos pidieron tierra, pocos se la apropiaron,
muchos saltaron lindes, muchos fueron apaleados.
Y así, la riqueza natural fue privatizada, y pasó a ser natural la miseria colectiva.
“Yo andaba pegando bocaos al aire
unas veces de rabia y otra de hambre.”2
Hoy, como ayer, como mañana, necesitamos promover lo inapropiable para evitar la destrucción y el robo.
“Usurpás por quién no debe,
así siguen nuestras vereas.
Y borrachitas de química
de venenos y mala polvarea.
Candaos que cierran caminos.
Puertas que niegan vereas.
Campos con muchas llaves.
Cadenas para que no seas.”
La propiedad privada crea escasez, escasez que genera, al mismo tiempo, riqueza para los pocos y miseria para las muchas.
“Yo voy a la fuente y bebo
y el agua no la aminoro,
lo que hago es aumentarla
con las lágrimas que lloro.”3
La propiedad comunal crea abundancia.
Bienes comunes, abundancia que genera saber estar bien, bien estares sabidos, estar bien aprendido.
«Yo no sé por qué
Algunos tienen pozo
Y otros tienen sed.»
En Andalucía, como en Cochabamba dijeron:
“Hemos sufrido un gran robo, cuando no somos propietarios de nada”.
1. María Arnal i Marcel Bagés
2. Moreno Galván.
3. Aurelio Sellés. Alegrias.
Texto extraído de “Flamenconomía. Nociones de economía y otros cantes.”
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