“Mirarse en el espejismo…”
Bajan, momentáneamente, los precios de algunas materias primas (cobre, aluminio, niquel…)* y algunos ya ven, a modo de espejismo, el fin de la crisis de materiales, la bajada de la inflación, el comienzo de la recuperación económica y hasta una inminente bajada de los tipos de interés que reactive el crecimiento económico y nos libere, por fin, de los estragos causados por la pandemia y la guerra de Ucrania. La razón con la que explican la caída de precios: un descenso de la demanda que, si no se controla, terminará propiciando una “recesión global”. Según el discurso oficial, todo lo que nos pasa y nos pase, es y será, o por el Covid, o por la guerra y, de nuevo ahora, también por las “leyes” de la Economía, a cuyas necesidades y circunstancias tendremos -sí o sí- que adaptarnos.
Mientras, gracias a la propaganda y distracción de los medios generalistas de incomunicación, seguimos estando más allá de Babia, sin conocer, entender, ni calibrar el carácter permanente del creciente desabastecimiento energético que, inexorablemente, afectará –in aeternum- a la obtención de unos materiales, cada vez más escasos, más caros y difíciles de obtener, procesar, transformar, transportar… Pero no se equivoquen, si no fabricamos o compramos es por defectos económicos que, como no puede ser de otra manera, sólo tienen soluciones económicas.
Y con la que está cayendo, las empresas de cualquier sector siguen a lo suyo: obtener un beneficio dinerario creciente, cuanto más mejor y, según convenga, vendiendo caro o barato, mientras sea rentable o se acabe el stock. Y luego a otra cosa…
Durante el breve lapso del espejismo de la bajada de precios hasta se reactivará, aparentemente, cierta actividad productiva y de consumo; y quien pueda actuará, despilfarrando fugazmente, como si no pasara nada. Precisamente, cuando cualquier comunidad razonable, lo que debería estar haciendo es –al menos- un prudente acopio de estos materiales para facilitar un decrecimiento sensato de nuestras formas de vida y, garantizando así, la capacidad de actuación y el mantenimiento de ciertos avances necesarios a las generaciones futuras.